Pestañas

miércoles, 25 de enero de 2017

"Primeros auxilios y efectos secundarios"

Amar en tiempos de odio es algo heroico,
hazaña esta la de sentir
en un mundo insensible,
despojar al amor de su significado
más previsible, cursi, rancio, material, disfuncional y romántico.


Amamos por rebeldía,
contra la hipocresía, en demasía,
amamos por encima de nuestras debilidades,
a partes iguales o ponderadas
dependiendo de dos enteros
que se disfrazan de dos mitades;
vamos, que el amor nos suele querer a pares.
Amamos porque el amor
es una de las pocas armas
que pasa el detector de metales,
porque este se puede privar,
pero no privatizar
y no lo verás jamás
en manos de las multinacionales.
Amamos como morfina para paliar
esta enfermedad terminal llamada eldiaadía,
para tener algo que llevarse a la boca
cuando sístole y diástole mendigan.
Amamos porque el corazón no se raciona
ni se administra, no lo receta
el médico ni el homeópata,
ni el fisioterapeuta ni la psicóloga
ni el guardia ni el policía...
pero es que amar puede que sea
el mejor placebo o la mejor medicina.
Amamos sin amos, sin grilletes,
en carne viva,
como un viaducto que te permite
viajar por otra ruta alternativa a la rutina.
Amamos sin idolatrar a falsos ídolos
como la envidia.
Amamos en vídeo, en carta,
en móvil, en fotografía.
Amamos en beso, en abrazo,
en caricia, en soltería.

En esta vida hay dos tipos de personas:
los que aman como estado
y los que amamos como filosofía...
Los que lean esto y piensen que estoy hablando de amor
ya sé en que grupo están.

Yo soy de los que aman sin poseer,
de los que entienden que el amor
es sinónimo de poesía.


Terminamos y otros poemas sin terminar, David Martínez Álvarez

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